Conversaciones de Viaje

Dagha al ver la imagen de Agar, con las rodillas apoyadas en la madre tierra, pensó para sí:

"Como no dormir tranquila con alguien como Agar a mi lado, sabiendo que su fe cuida mi alma, y mis espadas su espalda, si alguna vez hemos de volver, donde sea que retornemos, se de un sitio al que no faltar, para ver a una amiga, bueno, dos en realidad, uno el Templo de Pelor, y otro su hogar en Eistar, donde me atreveria a entrar a pesar de que no se me quiera por esos lares, si tengo que ir a encontrarme con ella."

La noche era misteriosa en los antiguos salones. Algunos sintieron miradas inexistentes en sus nucas, otros solamente la calidez de la antiguedad que parecía emanar de las paredes de piedra, pero ninguno podía alejar de sus pensamientos la seguridad de estar respirando algo viejo, como si la historia desconocida despidiera una fragancia que intentaba con su presencia abatir el velo del desconocimiento.

Las palabras de Vaiten no serían olvidadas por los guerreros, pues la mayoría de ellos había sentido la pérdida a manos de los seres que se disponían a combatir. En el ambiente se respiraba venganza, justicia y valentía, en el momento en que el Lord de Balgar habló ante ellos con decisión.

-Amigos y Hermanos:- Pronunció alzando la voz. - Concededme un momento de silencio en esta empresa de lamentos. -Los murmullos remitieron.- Todos sabeis porque estamos aqui, así que iré al grano.
No podemos aspirar a entrar al bosque, por muchos que seamos, y no ser masacrados en el intento. No podremos aprovecharnos de nuestra superioridad numérica y menos aún en su entorno, y por eso nuestro número no supera las dos centenas. -Algunos soldados parecieron alzar la vista como si comprobaran que las cifras de Vaiten eran correctas. -Solo hay una posibilidad: -Prosiguió.- Tomar las ruinas de la antigua ciudad de Înuzar y hacernos fuertes allí, defendernos mientras golpeamos con fuerza en el corazón mismo de su morada. -Los soldados intercambiaban miradas inquisitivas, como buscando una respuesta a semejante proposición. Vaiten prosiguió con seguridad.-
Debemos ser sigilosos hasta llegar al río. Allí nos esperan balsas que llevan semanas siendo construidas en los apartados bosques del norte. El camino mas rápido a Înuzar son las veloces aguas del Khêlios. El viaje será peligroso, pero evadiremos las trampas que las tribus mas cercanas al camino están preparando, casi con toda seguridad.
La sorpresa será limitada, encomendaos a vuestros dioses en esta hora de guerra y se os concederá la paz eterna en el mas allá. Luchad, pero no lucheis por un ideal, luchad por vuestras vidas y las de vuestras familias... - En ese momento, Vaiten detuvo su discurso para desenfundar la espada, y levantándola hacia el techo de roca que albergaba al ejército, un grito salió de su garganta como si hubiera estado durmiendo durante mucho tiempo: - Egoram Soroê!! - Gritó. Y el eco de su voz retumbó protagonista durante unos segundos. Sin pronunciar durante mucho tiempo, estas eran las palabras dichas antaño por su ancestros, y significaban: "Yo soy todos vosotros"
El ejército levantó sus armas y sus voces hacia las altas cavernas en una respuesta efusiva. Algunos se abrazaron, como si esas palabras hubieran despertado en ellos un profundo sentimiento enterrado. Estas palabras eran frecuentes entre los hombres, cuando las tierras de los reinos fueron conquistadas y el ser humano no luchaba entre si sino en contra de las bestias.
Todos comenzaron sus preparativos con diligencia, convencidos de la necesidad de su empresa. Sus mentes estaban tranquilas por su retaguardia, pues el grueso de los ejércitos todavía permanecían en sus tierras natales. Solo los hombres mas valientes y de confianza habían sido elegidos para poblar aquellos antiguos salones, y solamente ellos, sin ayuda de nadie mas, debían derrotar al miedo que exhalaba de las profundidades del paso de Êctanis.

Frago, viendo la ocasión, se deja llevar por el entusiasmo general, abrazando a otros soldados. Su mano se dirige discretamente hacia sus bolsas, pero en un extraño arrebato de... ¿escrúpulos?...¿conciencia?... decide no meter mano, por esta vez. Tras abrazar a Selene, devuelve a esta su bolsa con una inocente sonrisa.
-"Creo que la fortuna ha hecho que esto caiga en mis manos, ¡deberíais tener más cuidado, amiga! Menos mal que soy honrado, ¿eh?" Y tras un enorme beso en su mejilla, se vuelve para unirse a los vítores de los demás soldados.

-¡¡Egoram Soroê!! -grita-. Isaias, vos que sois más culto, ¿sabeis qué quiere decir esto? -dice en un susurro a la misteriosa figura vestida de negro- .

Pasado el momento de euforia, y tras hacerse "amigo" de algún soldado, comienza a hacer preguntas discretas sobre el sitio en que nos encontramos, para conocer su historia más a fondo.

Isaias, que se encontraba de brazos cruzados mientras miraba a su alrededor valorando la situacion general, se giro lentamente hacia Frago.

- "Es un antiguo grito que significa "Yo soy todos vosotros" el cual empleaban en tiempos antiguos los ejercitos cuando los reinos hombres combatian contra las bestias salvajes. Era un tiempo de unidad... Unidad contra el enemigo comun. Es una lastima que a dia de hoy esta unidad se haya desvanecido."

El brujo volvio a mirar en direccion a Lord Vaiten.

- "Ojala esta batalla no solo sirva para neutralizar a los minotauros, sino tambien para que se den cuenta de que unidos son mas fuertes, ya que de lo contrario el futuro de los reinos "libres" estara a merced del de aquellos sin escrupulos... En todo caso, me retiro a la fragua. Si me necesitais camaradas alli estare."

Isaias se fue en direccion a la forja donde le esperaba Donvan para continuar con el trabajo.

Selene está observando la escena un tanto inquieta por el alboroto que han formado los soldados. Mira hacia un lado y observa como Frago se le acerca obsequiándola con un gran abrazo que ella acepta de buen grado. Acto seguido el jóven le da su bolsa, Selene, entre sorprendida y alagada por el abrazo recibido le susurra al oído tímidamente:

- Oh, gracias..., no me había dado cuenta..., ( hace una pausa) una vez más habeis demostrado vuestra valentía en la lucha..., ¿veis como no me equivoqué al deciros lo audaz que sois?..., Adelante amigo...
Tras esto, Frago obsequia a Selene con un fuerte beso en la mejilla..., ella se queda confusa...,sorprendida y quizá no identifica muy bien lo que siente. Se queda mirando como el jóven se aleja para reunirse con los demás soldados y compañeros. Tiene una mano posada sobre la mejilla besada y queda inmóvil y ruborizada contemplando la escena.

Pasados unos instantes la jóven se acerca a Isaias y humildemente le dice:

-¿os importaría si os acompaño camino a la fragua? ( señala su libro de rituales), me gustaría perfeccionar algunos de los rituales ..., la lucha se acerca y quiero estar preparada. ¿ Y quien mejor que vos si estais cerca para instruirme por si alguna duda me asalta? Prometo no molestaros mientras estais en vuestro asuntos trabajando..., me quedaré cerca donde podais verme por si necesitais algo de mí.

Isaias se gira sorprendido hacia Selene y esboza una sonrisa amable. Era una chica timida y pocas veces hablaba, lo cual sumado al caracter reservado del brujo hacia que hubiesen tenido poco contacto hasta el momento.

- "Por supuesto que no, señorita Selene. De hecho es un placer contar con vuestra compañia, y aun mas el poder ayudaros con vuestros rituales. Por cierto, vuestra dominio de la llama ha mejorado notoriamente en los ultimos dias, queria daros mi mas sincera enhorabuena. Si alguna vez lo deseais, podriamos practicar juntos y asi compartir nuestros secretos para perfeccionar nuestra tecnica."

Con un gesto amable, Isaias invita a Selene a caminar en direccion a las forjas, donde los herreros estan trabajando sin descanso para tener a punto todo el armamento.

En los profundos pasillos de las antiguas salas, el entrechocar del acero y el olor de la fragua guíaron a los dos aventureros de camino al hogar del fuego. Tras doblar una esquina, un arco de medio punto tallado en la roca, daba paso a una sala con conductos de ventilación a media altura, que los hombres de Balgar habían reconvertido en una herrería de campaña. Donvan competía en pericia con otra figura que hacía saltar chispas en la oscuridad. En un fogonazo, descubrieron los rasgos de un ser humanoide que parecía poseer sangre de dragones. Sus rasgos estaban profundamente mezclados con los de un dragon, su cabeza parecía ser la de un dragón mismo, solo que menos alargada y exagerada, y sus brazos y piernas, que acababan en garras, parecían estar cubiertas de escamas de color del oro viejo que ha empezado a encobrecerse. Sus firmes brazos golpeaban el hierro con la potencia de un titán, doblegando al acero a adoptar la forma exacta que tenía en mente. Al ver a los aventureros, Donvan detuvo su labor y se acercó a los dos brujos, que esperaban en la puerta observando el fuego y aclimatandose al calor.
-Lord Isaias y Lady Selene, gracias por visitarme. En este momento estoy trabajando duro, vosotros os habeis jugado la vida por todos y yo me dejaré aqui el pellejo, hasta que mis fuerzas mueran, en el intento de que esteis bien protegidos en las batallas que se avecinan. Puede que no pueda competir con este hijo de los dragones, pero daré lo mejor de mi mismo esta noche. - Ante el comentario, el poderoso herrero se volteó, y una voz metálica emanó de su garganta.
-Ah... ¿Que tenemos aqui?... Son ellos vuestros salvadores? Debo estaros agradecido... Hubiera significado una gran perdida para nuestro gremio perder a alguien de la valía de Donvan. Moldea el acero como pocos humanos he visto, y su corazón tiene el mismo temple. - Donvan acercó una mano a su hombro en señal de camaradería y respeto. En ese momento, volteó la cabeza y dijo: - ¿Que es lo que puedo hacer por vosotros?, amigos.

Selene se encuentra en la puerta de la herrería junto a Isaias ,y observa las ascuas ardiendo...Las llamas se clavan en sus ojos...y disfruta el baile que el poderoso elemento fuego les ofrece y la joven se abstrae recordando tiempos pasados...su mente por un instante viaja a Hadrinol, su tierra natal...y sin juzgar permite dejarse llevar por sus recuerdos más profundos de cuando era niña y observaba las llamas en compañía de su padre..., lanza un suspiro que parece estremecer a Isaias y a los allí presentes...Isaias se gira hacia ella...
En la escena, Donvan y otro compañero trabajan sin cesar. La figura del otro compañero llamó poderosamente la atención de la jóven sacándola de sus pensamientos... Mira a Donvan, inclina la cabeza a modo de saludo, y cuando este termina de hablar hace el mismo gesto saludando al misterioso ser que parece un mismisimo dragón. Observa atentamente su cabeza, sus poderosas garras y la forma de trabajar el acero. Selene, muy tímidamente..., se decide finalmente a preguntar al dracónido:

-Disculpad mi ignorancia y quizá atrevimiento...,pero... ¿quién sois vos...?, mi nombre como bien ha dicho nuestro amigo Donvan, es Selene...,
La jóven clava muy atenta su mirada en la figura de ese ser que tanto ha llamado su atención.

Mi nombre es Gônilor y resido en Bâlgar...- Dijo el extraño ser mientras daba un paso hacia Selene.- Soy un dracónido, o al menos asi nos llamáis los hombres. Se que no estoy cerca de los míos, pero la compañía es igualmente buena. Aun así estoy seguro de que volveré con mi gente en algún momento, cuando este preparado... Cuando todos los dracónidos huyeron a las costas del norte del país de Astra, yo decidí quedarme en Bâlgar y aprender mas de aquellos que viven mas rápido. Algunos de mis hermanos de sangre residen por estas tierras, pero pocos quedamos por estos lares...

-¿Gônilor? Ese nombre... ¡lo recuerdo, claros que sí!¡Gônilor! ¡¡Claro que sí, sois vos!!
Frago aparece por detrás de la misteriosa y encapuchada figura de Isaias con una sonrisa de oreja a oreja y salta sobre los brazos del herrero dracónido, dejándo sorprendidos a los soldados con los que vagabundeaba y charlaba por el atrevimiento de abrazar a tan magnífica criatura sin ningún tipo de formalismo.
-Oh, sí, bueno, creo que me dejé llevar por la emoción de veros aquí, ¡pero es que sin duda vuestra destreza al forjar armas nos llevará hasta la victoria! ¡Además, ver una cara conocida es agradable! Creo que os he interrumpido, disculpadme grandioso Gônilor, pero es que no podeis imaginar lo útil que fue vuestro arte en nuestros viajes, sin duda no habríamos conseguido rechazar a los minotauros en el paso de Êctanis de no ser por vos! Me alegro mucho de haberos visto, es que oí de lejos vuestro nombre y el recuerdo saltó a mi mente tal y como os dije, necesitando veros con mis propios ojos. -girándose hacia el grupo de soldados que le esperaba, toma de repente un aire mucho más serio- Señores, ya continuaremos nuestras pesquisas más adelante, ahora me gustaría quedarme con mis amigos un rato. Intentad descansar, os veré más adelante. Esperando a que el resto de soldados se retirasen:
Espero no interrumpir la conversación, Selene, Gônilor es de confianza. Creo que vos tampoco le conoceis, Isaias, este es el herrero del que os hemos hablado en alguna ocasión, que forjó con el fuego de sus entrañas las Dagas Voladoras, que dejaron tuerto al minotauro que parecía dirigir el ataque. Vaya que si fueron efectivas, ¡lograron incluso dañar al General Tenebroso!
Tras un breve guiño de complicidad a Donvan, Frago se coloca junto a Isaias y les presenta.
Gônilor, este es Isaias El Poderoso, y frente a vos, Selene La Encantadora. Son amigos que se juntaron a nuestra causa hace ya algunas lunas. Son totalmente de confianza, ¡por no decir unos héroes a los que debo mi vida! Aunque bueno, ellos todavía no lo sabían... Deberíais reencontraros con el resto de nuestra comitiva, hay caras nuevas, todas ellas agradables! -susurra en voz baja, que solo Isaias escucha- Incluso Dagha, hay que reconocerlo. Voy a ir a buscarles, ¡seguro que veros por aquí renovará sus ánimos y les insuflará el aliento que necesitan para dirigir sus armas contra el corazón enemigo!

Adquiriendo nuevamente un tono más firme, seguro y respetuoso, sorprende a un soldado que pasa por cerca.
Amigo, ¿Podríais avisar al grupo que llegó del Paso de Êctanis? Es importante, decidles que Isaias, Selene y Frago requieren su presencia en la fragua"
Acto seguido, se gira con seriedad, disponiendose a escuchar a sus camaradas.

Isaias se giro hacia Selene cuando esta libero un profundo suspiro, y con gesto de preocupacion le coloco la mano sobre el hombro. Con voz baja, comenzo a susurrar al oido de la bruja.

- "¿Os encontrais bien joven Selene? ¿Acaso os preo...?"

La solemne voz de Donvan interrumpio la quebradiza voz del brujo, quien permanecio en silencio escuchando al experimentado herrero y al draconiano. A pesar de que la figura de tan magnifico ser impresiono a Isaias dado que tan solo habia oido hablar de criaturas semejantes en antiguos manuscritos, el humano permanecio mirando de reojo a Selene, cuyo turbado gesto denotaba que algo le preocupaba.

- "Ya veo... Un placer, Maese Gônilor. Es un verdadero honor el poder contar con vos entre nuestras filas, los de su estirpe se cuentan entre los mejores gu..."

La subita aparicion de Frago enmedio de la conversacion tratando al semidragon como a un camarada de toda la vida sorprendio a Isaias, mas por la efusividad que por el desconocimiento de que Frago se encontraba tras el. Con un ligero gesto de descontento por haber sido interrumpido, permitio que el joven terminase de hablar. Tras esto, le propino una suave palmada de complicidad en el hombro y continuo hablando.

- "Os doy pues las gracias en mi nombre y el de todos mis compañeros señor Gônilor. Sus dagas nos concedieron una gloriosa victoria. De hecho, no fue una sino dos, ya que a posteriori tuvimos otro desafortunado encuentro con mas minotauros. Con sus manos y las de Donvan de nuestro lado, se que los soldados cuentan con el mejor equipamiento."

El brujo saco de su bolsa de viaje un pergamino con unos diseños que entrego a Donvan.

- "Me gustaria que me dijeseis si podeis realizar estos encargos antes de la batalla que se avecina, camarada Donvan."

Sellayne, que había quedado atrás entre los gritos de los soldados y los últimos tañidos del discurso de Vaiten, se cruzó con aquél soldado que la buscaba de parte de Frago. Su piel estaba enrojecida, y llena de arañazos, el entrenamiento con Calev no iba a dejarse olvidar fácilmente. Afortunadamente, él no había salido indemne - este pensamiento mariposeó en sus labios y la hizo sonreír - alzando las cejas, se apartó de un soplido un mechón rizado que le cubría un arañazo en la frente, mientras escuchaba desde el arco tallado que tenía aquél taller por entrada.

Con un saludo cortés al dracónido, se acercó a los fuegos de la forja:

- "Gôlinor, siempre pensé que la primera vez que viera alguien de vuestra estirpe tendría que inclinarme por algún motivo. Parece que acerté, vuestro trabajo es digno de los cuentos que me contaron las hadas en sueños cuando era más joven."

Mientras se inclinaba con gracia, la joven sonreía tímidamente, y el cobre de su cabello recorrió de nuevo el camino que cruzaba sus ojos y sus labios, dándole el aspecto de una niña que acababa de cometer una travesura mientras jugaba. Con esa misma expresión, miró hacia Donvan, mostrando los flecos metálicos que quedaban de su escudo y preguntó en una voz que parecía prometer y juraba jamás cumplir cosas de las que el decoro nunca ha permitido hablar :

- " ¿Amigo, podríais forjar parte de los recuerdos que residen en este viejo manojo de metal en un nuevo escudo que me sirva para la batalla?"

Con un gélido giro militar, hizo notar un segundo después, que cualquier sospecha referente a su actitud insinuante fué producto de la imaginación de los presentes. Entonces se apartó, y tras una larga pausa en el valle de nieve y viento que soplaba tras sus ojos, se dirigió hacia Isaias rompiendo más su propio hielo que el del compañero:

- "Isaias, estáis mucho más animado, ¿o quizás me están engañando ejércitos de sonrisas para ocultar vuestra pena y esos planos que con tanta ilusión manejáis? Parece que tenéis un buen día, mi querido y atormentado compatriota - En este punto, la paladina posó los codos sobre los hombros del brujo, y posando su frente sobre la de él, como lo haría un viejo amigo, empezó a susurrar - Lo mismo tras tanto agradecimiento por vuestra valentía habéis dejado de pareceros tan... Bueno, ya me entendéis, lo que quiero decir es que espero que estéis más alegre y satisfecho con vuestros logros, porque me frustra que yo lo tenga que ver con más claridad que vos."

Tras decir esto, Sellayne, que había oído a Frago desde el pasillo, se dirigió al chico con la mirada triste, pero sin poder evitar sonreír un poco, orgullosa y divertida por su espontaneidad:

- " ¿Oye, cómo es que conoces a Gôlinor? - Y mientras le apartaba de los demás, añadió entre susurros teñidos de pesar - He oído antes que le hablabas de tus nuevos compañeros, y tengo que decir que creía que que al menos me incluirías cuando hablaras de quienes te salvaron la vida, ya sé que es por Avandra, y que no debo enorgullecerme, pero no entiendo que nunca te hayas tomado el tiempo de darme las gracias, o de mencionar algo sobre lo que hice... creía que era un paso más en nuestra amistad. Siento si te suena mal, es solo que no lo entiendo..."

A un lado de la habitación, la paladina se quedó mirando a Frago, mientras en sus pupilas parecían bailar en parejas las esperanzas rotas de hacer un amigo. No obstante, siguió atenta a las respuestas, quería escucharlas desde donde estaba a medida que fueran llegando, al fin y al cabo no tenía prisa, y confiaba en que el chico resolvería sus dudas tarde o temprano.

Al partir del bosque del sur, todos sintieron que estaban acompañados por buenos y valientes soldados; no había nadie inexperto en la partida. Los aventureros habían conocido a algunos de sus compañeros anteriormente, Theoman, Tëhya y Adrian se encontraban alli, junto con Dônvan y Gônilor, que permanecerían en segunda línea y que se encargarían de mantener los pertrechos en condiciones.

Dônvan había experimentado un cambio de humor desde que conoció al herrero dracónido. Al parecer, Gônilor podia entender su dolor y la necesidad de emprender este camino y ver con sus propios ojos como era derrotada la estirpe de Khen-Zat.
También Sellayne comprendía estos sentimientos. No tanto por experiencia propia como por su capacidad para "leer" en los ojos y en el alma de la gente. Estuvo cerca de él, alimentando su deseo de vivir por si mismo, de dejar atrás el dolor y de aprender a ser mejor tras la experiencia.
- Dedicaré mi vida a evitar que nadie sienta lo que yo he sentido. - Le dijo en una ocasión Dônvan a la mujer. - Me he sentido mal, Sellayne, por seguir vivo, por no haber sido capaz de hacer nada, por que el dolor me dejara inconsciente... Debo darte las gracias por haberme dejado clara una cosa: No fué mi culpa. He sido tocado por tu diosa, y como tal, creo que estudiaré sus dogmas e intentaré ayudar a la gente buena, como vos.
También Agar había participado del dolor de Donvan. Aunque al pisar Unigobsdale había experimentado profundos sentimientos de tristeza y desolación, pronto pareció recordar el reconforte que debía sentir en su fé. Su sonrisa tranquila ayudó a muchos a seguir adelante, aunque a veces parecía apartarse a pensar durante largos ratos, solo confiaba sus pensamientos mas profundos a Dagha, que parecía no juzgarla. Respetaba sus meditaciones hasta el punto de cuidar que nadie la molestara en esos ratos en que ella parecía observar a su dios.
Cuando divisaron luces en la Cadena de Favne durante el segundo día de camino, la sensación de estar haciendo algo trascendente creció en todos ellos. El mensaje de fuego que Jaev enviaba desde la Torre del Sol, expresaba esperanza y valentía.
La marcha continuó su curso bordeando Bâlgar por verdes parajes; y con el cambio de la semana de Unkî a la de Meêja, la luna comenzo a apagarse mientras la compañía se adentraba en los bosques del Norte, donde cuidadosos voluntarios, habían construido balsas sobre las que podrían navegar el Khêlios en su camino hacia Êctanis.
Los dos primeros días sobre ellas fueron inquietantes. Aunque las aguas eran mansas y calmas, no lo eran asi las tierras que la rodeaban. La segunda noche, se escucharon voces en las fronteras de Ikêdriz.
Vaiten habló a sus capitanes, y dos figuras que no habían sido vistas hasta entonces descendieron en la orilla norte del Khêlios momentos después de parar las embarcaciones. Ante la sorpresa de muchos, los dos hombres se desnudaron y dejaron ver sus rostros, y sus cabellos adornados con hojas y ramas, algunos trenzados y otros muchos alborotados, que les daban un aspecto salvaje. Comenzaron a dibujar en el suelo, primero lentamente pero solamente para acelerar su ritmo hasta que se convirtió en una especie de baile al ritmo del pulso de la tierra. Al terminar permanecieron un tiempo en calma, ante la ansiosa mirada de los soldados que esperaban en total silencio amontonados en las barcas.
El primero de ellos se convulsiónó en un espasmo que pareció controlar, empezó en su brazo que se engrosó monstruosamente y fué haciendo mayores muchas mas partes de su cuerpo, hasta que quedó cubierto de un pelaje marrón oscuro. Su cráneo se estiró y creció, adoptando una forma en camino entre un hombre y un lobo. Cuando el segundo druida terminó su transformación, análoga a la del primero, los dos parecieron entenderse y desaparecieron en un veloz salto sobre las colinas que les separaban de la estepa, y se dirigieron veloces a la fuente del sonido que emitía la guardia fronteriza de Ikêdriz.
Poco extrañó a los soldados el sonido del entrechocar del acero en lontananza. No pasó mucho tiempo hasta que las dos figuras desnudas regresaron a la orilla, y sin mencionar palabra subieron a los barcos. La marcha se reanudó con la seguridad de que no serían descubiertos esa noche.
Al segundo día tras el encuentro, las barcazas se adentraron en los bosques de Êctanis.
Los problemas comenzaron la noche siguiente. Los rápidos empezaron a hacer presencia en las corrientes del río, que comenzaba a desbocarse como un caballo salvaje, y Calev tuvo que hacer gala de su fuerza para mantener unidas a las barcas. Su poderoso brazo manejaba un grueso tronco, que utilizaba para impulsar la barca entre las rocas. Los druidas, que iban en la embarcación siguiente, adoptaron numerosas técnicas de Calev para mantener su barca a flote.
Todo el mundo se agarraba con fuerza a la madera de las naves. Los vaivenes producidos por los rápidos mareaban a mas de uno y desequilibraban a algun otro. El primer día un hombre cayó al agua y nunca mas se volvió a escuchar su voz. Mas entre los compañeros había una figura que se mantenía erguida y en equilibrio, cual cariátide inspiradora, Frago demostró a los soldados que un simple río no haría vacilar la determinación de esta empresa.
Pero no todo podía marchar segun la voluntad de los aventureros; En ese momento murió el canto de los pájaros, la llamada de los grillos, y el graznido de los halcones. La vida animal parecia haber muerto, desde que se adentraron en los terrenos del oscuro dragon negro durmiente que moraba en esos bosques. Era algo no visto hasta entonces, y pocos lo achacaron realmente a la supuesta presencia del dragón. Algo parecía expulsar a todo lo que podía moverse en esas tierras. Solo quedaba el murmullo del río, el viento en las hojas, y la respiración de los hombres, que no se atrevían a pronunciar ni una sílaba.
La noche siguiente, las corrientes y las rocas consiguieron dañar profundamente algunas embarcaciones. No hubo mas remedio que parar a repararlas. Esa jornada dormirían entre el barro y las estrellas, en una noche sin Luna que mantuvo alerta los corazones de todos.
Entrada ya la penumbra, el ágil picaro avistó sombras gigantes que parecían vigilar las orillas. Paseaban entre el absoluto silencio, haciendo resonar sus cascos contra la hierba y el musgo, en un paso lento y desesperante mas propio de un fantasma que de un ser físico. Tenía medio cuerpo con la forma de un humano, y su parte inferior era igual que la de un minotauro, aunque sus cuernos parecían estar mucho mas retorcidos. Otras criaturas similares empezaron a cercar lentamente a los aventureros varados, y Vaiten susurró y después gritó a sus hombres que corrieran de nuevo hacia las heridas barcazas, que tenían el deber de aguantar un poco mas para salvar a los bravos guerreros.
Descender rápidos en una noche sin luna no es la mejor elección en un cauce plagado de rocas, y eso aprenderían los guerreros aquella noche, cuando escasos minutos después, una de las naves se abrió al medio tras chocar contra las piedras, y, aunque Frago usó su agudísima visión para detectarlas, muchas barcas no tuvieron tiempo de reaccionar y salieron también malparadas del choque.
Quince minutos después de haber empezado a huir volvían a estar en el mismo punto, solo que sin esperanzas de descender el río. Nadie pudo dormir entre el miedo el frío nocturno y el agua que empapaba sus huesos, y la mañana llegó para movilizar a los guerreros de Vaiten, que poco podían hacer para disimular su desánimo.
Sellayne volvió a acercarse a los grupos de soldados, que empezaban a recobrar su confianza al verse caminando en tierra firme nuevamente, y relató a los viajantes la fortuna de Avandra, e infundó un poco mas de valor a los corazones que avanzaban hacia los profunda morada del enemigo, en la oscuridad del denso bosque.
Mucho cuidado tuvieron los guerreros en este tramo final, cada esquina podía ser una emboscada, y muchos de los alli presentes nunca habían tenido delante una criatura de tres metros que podía reducir sus huesos a polvo con sus poderosos martillos y hachas gigantes. Al atardecer divisaron entre los árboles las ruinas de Înuzar, donde no parecía existir ninguna presencia, ni amiga ni enemiga, y se separaron para investigar lo que quedaba de ella. Al anochecer, se encontraron todos en la torre central, que aun conservaba sus murallas, y discutieron sobre los siguientes pasos que deberían seguir, si defender, si atacar, si investigar. Todo se decidiría esa noche pues el tiempo escaseaba cuando todos tenían el conocimiento de que Khen-Zat, podía aparecer al comando de sus huestes en el momento menos esperado.

Con una sonrisa cálida, Sellayne posó la mano en el hombro de Donvan mientras miraba en el espacio que unía los ojos del herrero con el cielo:

- "Cuando todo esto acabe, de buen grado te darán en cualquier templo un libro sobre Avandra, mas participar en la batalla que se acerca: enfrentarse a lo imposible confiando en la fortuna, es el primer rezo que hay que aprender y parece que ya lo conocéis."

Más tarde, en la torre central de Înuzar, Sellayne explicaba a Lord Vaiten y al resto de sus compañeros algunos de sus planes:

- "Bien, la situación es bastante difícil, nuestra logística no puede cubrir todo el territorio, así que he pensado que lo mejor es dividirnos en células, y distribuír los recursos según las defensas que necesite cada punto:

En el caso del templo, se me ha ocurrido rodear las columnas que restan con 3 franjas de cuerda, y con otras 5 cuerdas verticales, subir y bajar con las 3 primeras por punto de apoyo unas picas anudadas en las líneas verticales. Así la primera oleada tendria que frenar o ser empalada, y sino pararse a romper la defensa con lo que correspondería a nuestras tropas dar el primer golpe - De esto se encargará el grupo que defienda la torre -. Entre el Templo y el muro este de la torre, podríamos colocar otro pequeño grupo de soldados cubierto por los muros de la torre pero dispuesto a salir para luchar si es posible, o listo cubrir la huída de los anteriores a la muralla: Este grupo debe preparar unos 4 trípodes de madera afilados - colocados entre ambos puntos - unidos por cuerdas; Servirán para frenar la carga de los minotauros, o para entorpecer el avance de las tropas puesto que las puas talladas se cerrarán sobre la retaguardia cuando los primeros avancen. Hay que preparar una línea de brea bajo esta trampa, por si sus chamanes deciden destruírla con fuego, que formen nuestra propia barrera o al menos una distracción para huir del templo a la torre.

Desde nuestra posición, cortaremos árboles y pondremos la copa del que cortemos en el hueco entre 2 árboles, se puede hacer rápido entre veinte. De esta forma cortaremos el paso desde el sur. Por último, aunque no tengamos brea, tenemos escombros, y sacos: Hay que tender de lo alto de las torres sacos llenos de piedra y gravilla de las casas derruídas y cortarlos si están asediando alguno de los dos puntos altos.

Por último, estaría bien crear una barrera de fuego intensa para que no asedien la torre por la puerta, y para poder guíar a los Minotauros hacia el espacio entre nuestra torre baja y la torre principal...

No sé qué os parece capitanes, son solo las ideas que he ido teniendo desde que he llegado, a su disposición las dejo. Con ellas o sin ellas lucharé a vuestro lado."

Sin más, la joven cambió el peso de sus rodillas hacia atrás, y se sentó bajo la cobertura, con los codos sobre las piernas flexionadas. Las estrías negras de su iris parecían formar espirales que gritaban desesperadas el misterio que guardaba Sellayne para estar tan tranquila, pero nadie lo entendía, nunca lo entendían...

Tras una larga toma de decisiones acerca de cómo ibamos a combatir el ataque de los minotauros..., un ejército de ellos se mostró imperiosamente ante la mirada atenta de nuestros ojos ,intentando tomar posiciones entre las ruinas de Inuzar. Gritaban cosas horribles jamás imaginadas sobre lo que pretendían hacer con nosotros..., portaban en sus enormes brazos miembros amputados de humanos que enseñaban modo de trofeo..., una imagen dantesca se acercaba cada vez más ante la mirada horrorizada de los que allí estabamos.
Se dividieron, y un grupo de veinticinco bestias se dirigian hacia la torre donde nos encontrábamos. Calev movilizó un grupo de soldados para cubrir posiciones y dirigirse hacia la torre. Frago desde la oscuridad nos protegía... Mientras, en la torre estabamos siendo atacados..., contábamos con la ardiente fe de Agar, la valentía de la joven Dagha, las instrucciones , el ánimo y la fuerza de Sellayne, y dos brujos..., Isaias y Selene que maldecían sus negras almas condenándolas a las llamas del infierno.
Selene resultó herida en el pecho durante el combate con una de las bestias..., su corazón se estremeció por unos segundos, pero la joven estaba dispuesta a seguir luchando para enviar a aquellas criaturas a un lugar maldito y acabar con ellas.
Con un imperioso grito, la joven se levantó tapando su herida y recordando el viejo grito de guerra vitoreado por los soldados, dijo:
-Egoram-Soroé!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Mientras tanto..., la batalla continuaba...

Durante el ataque minotauro, del cual fragho nos aviso a gritos de su ataque por el norte, Dagha buscaba desconsolada la mirada de Agar, eran sus ojos y la fe que estos irradiaban quien mas consuelo le proporcionaba. Necesitaba tenerla cerca para saber que nada malo sucederia, pues Agar sanaria sus heridas del cuerpo y su fe las de su alma....
Inexperta en el manejo del arco, pero sin poder acercarse, pues no era conveniente, Dagha enfunda una flecha y la dirige hacia una de las bestias que intentaban hacerse apso entre las ruinas de Inuzar, casi sin pensarlo y bajo la atenta mirada de su siempre fiel compañera, Agar, tenso el arco y disparo tres veces. De las cuatro flechas que lanzo, solo tres tomaron la direccion adecuada, hundiendose en la dura piel de los minotuaros que les acechaban, no fue mucho el daño sufrido por las besitas, pero en su ultimo tiro, se quedo mirando fijamente, a aquel animal que arrojo una lanza sobre ella, provocandole una herida en el brazo. Y tensando el brazo le grito desde lo alto: -No olvido nunca a quien me hiere- y arrojo la flecha que se le clavo en la dura piel.....
Mientras la lucha continua, Dagha tiene la certeza de saber, que quien lucha a su lado nunca la dejara, y sus ojos, mientras sonríe, se posan sobre la bella Agar, quien parece brillar cual rayo de sol, en cada bendicion.....

Frago avanzaba sigiloso, como un gato en la niebla, por las ruinas. Los sonidos de la batalla, el clamor de las espadas chocando contra las hachas, los hostigamientos minotauros, el retumbar del suelo bajo sus pesadas patas... Todo favorecía el sigilo, mientras intentaba tomar una posición más ventajosa. Desde el suelo, vió volar las flechas lanzadas por dagha, observó cómo el sol se abría paso por entre las nubes, cómo cada uno de sus compañeros luchaban con el fuego de Isaias y Selene, la madera de las flechas de Dagha y Derfel, el metal del enorme Calev, la melodía de Tobías, el espíritu de Sellayne y Agar... Pero nada parecía suficiente para hacer frente y frenar a las incontrolables bestias. Cual cadáver, Frago quedó tendido en el suelo pasando desapercibido. Se arrastró hasta llegar a la torre donde se alojaban sus compañeros, donde un espectáculo dantesco le hizo vacilar: decenas de minotauros iban a asediar la torre, mientras que el pabellón central era asaltado por otro contingente de aquellas aberraciones. El desánimo comenzó a hacer mella en el joven, hasta que algo pareció sacarlo de su temor. El pícaro susurró una palabra "Vhâla", vehículo de sus emociones y determinación. Comenzó a moverse nuevamente. Cubrió su rostro con la capucha y, discretamente, se colocó los restos de la máscara destrozada por el General Tenebroso, tapando únicamente nariz y ojos. Con un suspiro, Frago encontró un hueco entre algunas rocas, vestigios de la urbe, y se dispuso a observar y esperar a que el enemigo desprotegiese a sus líderes chamanes.
De alguna manera, había logrado superar el temor a una muerte aparentemente inminente...

Sellayne, erguida en lo alto de la torre, trataba de dirigir el ataque en medio del caos. Haciendo equilibrios sobre los hilos de su destino, dió el primer tirón parando una hemorragia del brazo de Agar, y ayudándola a incorporarse. Ahora Selene y Dhaga también estaban heridas, pero era tarde para girarse hacia ellas, pues después de ayudar a la clérigo le lanzó a su agresor un desafío:

- "¡Vaca rabiosa, mírame! ¿No eres capaz de erguirte verdad? ¡Ven y Lucha! ¡Cuando beses las vísceras de tus congéneres encontrarás lo que tanto buscas en el suelo!".

Ante los insultos, el Minotauro cargó hacia la mujer que le enfurecía mientras ésta le señalaba con su espada. A la luz de las antorchas, ondeaban su pelo y su capa, mientras la sombra que proyectaban temblaban de rabia. En aquellos momentos, Sellayne siempre tenía más afilada la mirada que el arma, y cuando sus pupilas se ensancharon para distinguir al monstruo que escalaba...

Descargó el golpe.

Tras la conversación mantenida con sus comapñeros sibre nuestro destino y la decision a tomar sobre nuestro camino, Dagha se acerca antes de retirarse a Isaias:

- Gracias Isaias, por vuetras palabras de aliento poco antes del combate, vuetra confianza en mis espadas, parece que ha estado conmigo durante toda la batalla, espro que podamos correr la misma suerte ante lo uqe nos espera en el futuro, aun asi, agradezco de nuevo vuestra confianza, y aunque no os vi a mi lado en la batalla como me dijisteis, vi que hicisteis algo grande, muy grande, si la proxima vez quereis probar con mis espadas...ambas os lo agradeceremos...Desacansad pues esta noche ya mañana nos veremos.

Y antes de irse a modo de agracemiento, mientras dice la ultima frase, acaricia el rostro de Isaias. Una vez ha terminado de despedirse y se dirige hacia donde la esperaba Agar para ise a descansar. Una vez alejadas y en la zona destinada apra el descanso, esta le pregunta:

- He visto brillar en ti a Pelor en mas de una ocasión, y sin embargo, hoy he visto como tu fe parecia apagarse con el paso de las nubes, ¿acaso existe alguna duda en ti, sobre la fuerza de vuestro interior? Debes saber Agar que siempre estare contigo y si en algun momento, aunqeu sea en la batalla, necesitais coger mi mano, para sentir que la fuerza de Pelor esta en tu interior, hacedlo, pero no quiero volver a veros flaquear, pues no es digno de vos ni de vuestra gracia. Pues quien es capaz de iluminar la oscuridad, con una sola de sus sonrisas, no debe jamas perder la esperanza ni la confianza en si mismo.- Esto lo dice mirandola a los ojos.
Como todos, habeis hecho lo uqe habeis podido, y me siento igual de orgullosa de ti, que como el primer dia que combatimos juntas...sois mi unico cnsuelo en este mundo que nos toca descubrir, y no me gusta veros asi, pues mi cabeza se van con vuestros pensamientos y dudas del momento...
Ahora descansad, debemos recuperar fuerzas. Estare a vuestro lado.

Y Dagha mientras se duerme, repasa en su cabeza una y otra vez lo acontecido durante la batalla, y los golpes fallidos, para intentar mejorarlos en un futuro....proximo.

Agar se tumba al lado de su fiel compañera. Mira el cielo estrellado pensando en todo lo ocurrido aquella tarde.

-Mi fe nunca flaquea pequeña, y mi dios no me abandona, aunque a veces parece que se quiera tapar con un velo impidiendo ver su poder. No se que me paso… supongo que perdí la concentración, todo se parecía a la guerra que nos trajo aquí. Bueno realmente solo en la masacre y el cielo nublado con tormenta. Al igual que en esa guerra en esta me vi simple, una muñeca en las manos del destino, un punto débil o incluso algo minúsculo fácil de destruir. Quizás me de miedo las grandes batallas y yo no valga para esto. Realmente no se que me paso, pero mi fe nunca se quiebra mi niña, lo siento si por mi culpa hayas podido estar en una mínima posibilidad de peligro. Lo siento mi niña. la proxima batalla intentare no perder la concentración...


Diciendo las ultimas palabras en susurros, después de un día muy largo, Agar calló rendida en un profundo sueño.

Antes de que Agar cerrara, los ojos para caer al sopor de un profundo sueño.....

- Vales para mucho mas que las grandes batalla mi niña, y si en algun momento necesitas mas paz para tu concentracion, solo tienes que pedirmelo y hare todo cuanto pueda, para que puedas concentrarte, pues no soportaria ver como por falta de ésta, te hiriensen lo mas minimo. No quiero molestarte más pequeña, ahora descansa y siente la fuerza de tu dios en tu interior, pues esta muy latente en ti....

Y ambas se quedan dormidas, hasta que vuelvan a sonar los movimientos del nuevo dia.....

Frago observa con ojos de halcón como las dos amigas comienzan a dormirse. Sus furtivos oídos escucharon sus palabras, mientras el viento se arremolinaba a su alrededor.
Con una mueca, se levanta. Mira cómo duerme Dagha y se autoconvence con una mirada triste de que le odia. Acto seguido, comienza a pensar en cuánto ha cambiado él mismo en los últimos tiempos, y estos pensamientos le transportan a las diferentes situaciones en las que entró en conflicto con la exploradora.
Cabizbajo, se aproximó a la Paladina.
-¿Teneis un momento para hablar, Sellayne? Hay algo que me gustaría preguntaros. ¿Pensáis que un hombre ha de ser humillado continuamente para enmendar sus errores, por graves que sean? Porque en mi opinión, más le vale a un hombre morir a vivir continuamente humillado. ¿Pensais vos también que soy tan mala compañía?
Frago, sentado junto a ella, sin mirarle a los ojos, coge con fuerza un puñado de arena y, tras apretar el puño y las mandíbulas, deja que sus granos caigan lentamente por sus manos. Generalmente feliz o fiero, era la primera vez que el joven humano mostraba una emoción tan profunda y desdichada.
- He cometido algunos errores al lo largo de mi vida, como, supongo, todo el mundo. No soy una persona dada en las artes ni en el lenguaje del viento y la tierra. No alcanzo siquiera a comprender poderes como los que maneja con tanta facilidad Isaias o Selene... Solo sé sobrevivir, pero os juro que me preocupo por mis semejantes. He procurado luchar con valor y tesón, y no he permitido que el miedo me venciera cuando había amigos en peligro. Yo... yo no sé qué más puedo ofrecer a parte de mi instinto, y pese a ello me siento tremendamente rechazado. No sé muy bien por qué os comento todo esto. Quizás acuda a vos como Paladina de Avandra, o quizás simplemente comienzo a perder la fé en la bondad y el perdón humano, y me doy cuenta de que la podredumbre que nos rodea es con creces mayor. Quizás los dioses que adoramos están equivocados. Quién sabe, quizás haya otros dioses que conocen mejor la naturaleza humana. ¿Dónde estuvo Pêlor para mostrar el camino luminoso en la oscuridad? ¿Dónde Bahamut para afilar las espadas de los caídos y evitar su pérdida? Y... ¿Avandra? Los caminos... ¡por doquier existe muerte y destrucción! Las aventuras acaban practicamente siempre en tragedia, escuchad la historia de Isaias, los amigos se traicionan, ¡ importa más el acto que la intención y el perdón ha sido sustituido por el rencor y el odio!
Frago comienza a subir el tono de voz, se levanta y su cara se distorsiona en una mueca de rabia a medida que las lágrimas caen por sus mejillas y sus compañeros van despertando, sobresaltados
- ¿Acaso los dioses, todopoderosos, hacen algo para evitar que el hombre se lance a la autodestrucción? ¿Quizás los dioses de las demás razas? ¡No! ¡Los únicos dioses que parecen predicar con la verdad son aquellos que anuncian muerte, secretismo, rencor, odio, poder! ¡Mientras tanto, nos sumergimos en aguas profundas y oscuras, con sabor a azufre y olor malsano, llorando las pérdidas de los seres queridos con la impotencia y la desgracia por bandera e himno! ¿¡Qué han hecho los dioses por nosotros!? ¡Predicamos su fé, nos identificamos con ellos para no sentir que estamos completamente solos, y, sin embargo, es evidente que vivir así nos conduce al olvido! Seremos olvidados... ¡Lucharemos en nombre de nuestra fé pero no sobreviviremos gracias a ella! ¡Ningún dios nos salvará, no los hay benévolos ni piadosos con nuestras razas, nos olvidarán! ¡¡Todos nos olvidarán en el sopor de la Muerte!!
Tras practicamente gritar estas palabras y despertar a algunos de sus compañeros, Frago abre sus ojos asustado, tomando consciencia de la situación y de sus impías palabras, de su falta de fé, y sale corriendo sin esperar respuesta alguna para perderse y enfrentarse a la soledad que tanto tiempo llevaba evadiendo...

Posteraré en breve, a más tardar mañana (domingo) por la noche; editaré este mismo mensaje con mi post. Si no os importa esperarsus un pliqui plis, y si aún así os importa sois libres de postear

Selene aún no se ha marchado a dormir, está sentada ojeando su libro de rituales, se ha despedido de sus compañeras Agar y Dagha, cuando escucha a Frago hablar en un tono más elevado y preocupante que de costumbre..., algo está ocurriendo, sin duda..., ( piensa para sus adentros) ,cierra el libro, y escucha atentamente las palabras de Frago.
Cuando este termina de hablar Selene observa el rostro del joven Frago cargado de lágrimas recorriendo sus mejillas..., sale muy apresurado y parece perderse en las sombras , desde donde siempre vigila, hacia lo lejos ...
La joven tiene en su mano un obsequio para él...tocando el objeto, alza la mirada en dirección hacia donde Frago ha salido corriendo, y lo aprieta entre sus manos...
Al ver toda la escena decide dárselo cuando regrese o cuando pasen unos minutos y vaya en busca suya..., ahora entiende que necesita estar solo..., con el silencio y consigo mismo ya que está muy agitado.
Selene se gira hacia Sellayne y dice en tono muy serio :
-¿Vos sabeis que le ocurre Frago ? estaba distraida y en la lectura, pero pude ver como se acercaba a vos y os hablaba, acto seguido se marchó sin esperar. ¿Sabeis lo que le preocupa, y el porqué de esas palabras tan cargadas de odio..?

(Tengo que responder ahora porque me voy a casa de un amigo, pero pongo un Trigger para que todo encaje)

Con un giro rápido de cuello, la paladina se gira hacia Selene, y dice muy bajito:

- "Posiblemente esté preocupado, como todo vigía lo estaría, lleva demasiado peso, siempre es nuestros ojos desde la oscuridad, desde la soledad, hoy ha sido un día duro, y a veces no le damos el calor que deberíamos a nuestros compañeros. Como dijo Calev deberíamos ser como hermanos, y ya dije que somos casi más que eso. Pero no te preocupes, voy a hablar con él enseguida, y parece que Calev también lo ha hecho."

Sellayne sale en busca de Frago...