Memorias de Ultramar
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Mi viaje con Alarin

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Mensaje  Agar Lun Abr 20, 2009 4:50 pm

1ª parte:

Me separe de mis compañeros con dolor en el alma, pero camine con un ser que se iba hacer un gran compañero. Cabalgué con Alârin por las estepas de Ikedriz hasta llegar a las ciénagas, en el transcurso, me leyó pasajes del libro de Pelor y me trajo de nuevo sus palabras.

En las ciénagas me sentí observada y que algo me acompañaba y el viento me traía voces que yo asocié a las almas de los seres que murieron allí. Entramos en una cueva en la cual Alarin me dejó pegada a la pared mientras el se adentraba en su interior con Eiberyl en mano. Yo quise seguirle o al menos perder sus pasos y me adentré con sigilo o al menos intentarlo.

Me paré en seco al escuchar los pasos de un ser que n era humano. Intenté no ser descubierta y caminé hacia la entrada. Necia de mi, el ser me descubrió y en mi intento desesperado de huir esquivando sus golpes caí entres sus zarpas, con un corte profundo en mi brazo, a causa de su arma, y un golpe fuerte en la cabeza.

Recuperé el conocimiento. La herida de la cabeza y del brazo me dolía a horrores. Estaba apoyada sobre una piedra y atada a esta con cuerdas. Llamé a Alarin, pero no hubo respuesta. Intenté desatarme incluso tiré de las cuerdas, pero lo único que hice fue aumentar mi dolor y caer inconsciente mientras recitaba los rezos a mi dios.

Me desperté con un gran dolor en la cabeza y en el brazo, no más fuerte que cuando perdí el conocimiento. El sol calentaba mi piel y mis huesos de forma suave. Estaba tumbada sobre la hierba fresca que percibía mi tacto, de un lugar que en mi camino solo podría significar un sitio pero no podría asegurar. Quité la venda que tapaba mis ojos y palpé una herida cosida en la cabeza. Llame a mi compañero y como la anterior vez, no recibí respuesta. Caminé unos pasos hacia el sol y me puse a rezar a mi dios, que aunque me negó su ayuda directa se que aun está conmigo de una forma más indirecta.

Una mano me tocó el hombro y no pude evitar apartarme, pues no había escuchado ningún paso y lo último que recuerdo era algo desagradable. Era mi compañero Alarin el cual había ido a llenar los odres de agua. Le pregunte donde estábamos y el me confirmó que ya habíamos pasado el bosque muerto y estábamos en el lugar donde dejamos mis compañeros y yo nuestros caballos. Habían pasado 3 días en los cuales yo había estado inconsciente.

Le di las gracias por cuidar de mi y perdón por ser una carga. También le pregunté que había pasado y él me dijo que no me preocupara que era muy largo de contar y entonces descubrí que por su tono de voz, que algo pasaba. Le volví a preguntar que es lo que había pasado y el llevo mi mano donde una vez se encontró mi marca. Lloré y pregunté en mi interior que si me iban a quitar todo lo que me importaba en este mundo.

Después de un rato le dije a Alarin que se acercara, y este así lo hizo.

Empecé a palpar su cuerpo y noté el hinchazón de su rostro, las cicatrices de sus brazos y el vendaje de su cuello. su cuerpo se estremeció en aquellas partes donde más le dolían. Algo dentro de mí se contrajo. Le pedí perdón, que no debí moverme de donde el me dejó días atrás. Y él me consoló y me dijo:

"-Agar, siento haberte dejado, no sabes lo que ocultaba
aquella cueva.
En sus profundos intestinos de piedra hallaba su ser un
culto (dice con asco) malévolo. Poderosos seres
guardaban la cueva, pero no fué el ansia de justicia lo
que me llevó a recorrer sus pasillos... Sino el eco del
sollozo de niños que las paredes transmitían vibrando,
profundamente tristes.

Te pido perdón nuevamente porque quizás hayamos
delatado la existencia de tu marca a aquellos que
debieran olvidar su presencia. No era consciente de
que para estos seres, quizá tu estigma fuera una marca
de poder. Pero por alguna razón te la han sustraido.
Quizá si hubiera sabido mas…

Sellayne no habla de vuestras marcas en el diario, tan
solo de su pasado... Que en cualquier caso me esperanza
terriblemente tras esta experiencia, y me determina aun
mas.

No puedo devolverte ese trozo de tu piél, ni quitarte
el sufrimiento adquirido mientras no estuve, pero puedo
relatarte lo que allí aconteció, porqué quizá el final
de la historia rebaje el nivel de dolor de tus heridas,
y puedas comprenderme un poco mejor. Aunque no creo que
puedas odiar, no quiero que exista resentimiento. Mi
intención, haya sido equivocada o no, juro ha sido una
extensión de la voluntad de mi diosa, pues cuando oigo
el llanto de un niño, todas las demas voluntades se
eclipsan, y mi amor a la inocencia reluce por encima de
la luz de tu dios, si eso es posible...

Verás, cuando te dejé sola, mi corazón se encogió pues
juré protegerte, pero al oir ese lamento decidí
aventurarme en la oscuridad, solo. Tu hubieras querido
acompañarme aun estando ciega, pero eso hubiera
dificultado mi empresa, y te hubiera puesto aun en un
peligro mayor. Sabía que tu no podías ver como yo veo,
ni siquiera cuando tus ojos percibían los matices de la
luz. Los míos van un paso mas allá en ese aspecto, y
son capaces de ver un espectro de grises donde los
tuyos solo perciben el negro mas profundo.
Decidí pues aventurarme junto a Eyberil por el pasillo
descendente.

La cueva pareció tener mas recovecos de lo previsto y
pronto me encontré desorientado, pero el eco de los
lloriqueos resonaba levemente en las paredes trabajadas
por grandes herramientas.

Encontré, una tras otra, varias puertas que sellaban el
camino hacia los quejidos, y varias veces escuché tras
ellas voces demoníacas que me hicieron parar un
segundo, por precaución y por recuerdos... pero mi
determinación era plena. Verás, siento haber decidido
por ti, pero para mi contaron mas en ese momento los
llantos de aquellos niños que mi deseo de ver el Fey o
de ayudaros en vuestra empresa de resucitar a vuestro
joven compañero.
Poco a poco me fui dando cuenta de que te dejaba muy
atrás, pero eres una guerrera con experiencia, y creí
que aun en tu situación guardarías algun ás mas bajo la
manga. Pero me equivoqué y lo siento. El poder que yo
enfrenté me puso contra las cuerdas, y es evidente que
sin el favor de tu dios, cuya ausencia no termino de
comprender, y sin mirada que guiara tu arma, era una
empresa imposible combatir a aquel demonio. Supongo que
fué él quien te capturó, pues en la salida de la cueva,
donde te dejé inmovil, heridas causadas por el acero de
su arma devastadora surcaban la piel de la tierra. La
roca se hallaba hendida profundamente sobre tus pasos y
junto a las huellas de tus manos en el barro seco.
Aquel demonio se hallaba acompañado de otros esbirros
de tu raza, en un amplio salón de piedra ennegrecida
por los humores, donde terribles experimentos eran
llevados a cabo sin freno ni escrúpulo. No se a que
oscuro dios servían, pues cuando vi toda esa vileza mi
juicio se nubló y solo pensé en castigar a los
perversos.

Fué peor cuando te ví atada en aquella roca... Uno de
los monstruos que alli se encontraban, por llamar de
alguna manera a aquel demonio encerrado en un cuerpo
humano, se encontraba recortando tu piel alrededor de
la marca. Hay que ser avatar del mal para torturar a un
ser inocente. Su rostro denotaba vicio y ansia. Como un
mendigo demasiado aficionado al vino que hubiera
heredado una bodega. Como esos terribles seres humanos
que compran niños para satisfacer sus deseos mas
pútridos y su lujuria mas deleznable en los mercados
mas oscuros, donde la ley no existe o es la broma
dictada por un tirano.

Poco tarde en cargar en pos de su muerte, pero aquella
criatura salida de los pozos del abismo se interpuso
entre el sectario y mi espada, y su enorme hacha de un
filo detuvo no sin esfuerzo la carga de Eiberyl.

El combate se prolongó durante minutos interminables,
donde los demas sectarios en la sala se afamaban en
lanzarme maldiciones mientras otros concentraban la
puntería de sus ballestas de mano en las junturas de mi
armadura de brácteas, que ya no existe.

Cuando acabó aquel combate, en el suelo solo quedaban
cuerpos y sangre muerta mezclada con la mía propia...
Los infantes fueron liberados, librando de sus cadenas
por su propia mano a algun adulto que reconocieron como
suyo, y asesinaron tambien con saña a sus carceleros, a
los que reconocieron como causantes de muchos de sus
sufrimientos. Nombraron al demonio como Agrâmmon. Un
niño me miró con la vista concentrada, sus cabellos
castaños parecían morenos por la sangre seca que los
apelmazaba. Me dijo lleno de ira, como si hablara por
todos con sus palabras: "Sin Agrâmmon solo existe
venganza"

En ese momento no pude censurar ninguna de sus
palabras, y permití que castigaran a sus carceleros, y
es que habían aprendido de sus propios castigadores, la
forma de matar mas dolorosa y agónica. Tras llevarte a
ti conmigo, solo recogí algunos escritos que no
entiendo y que aun no me he decidido a quemar por si
fueran de alguna ayuda. No permitiré que se usen si les
fueron conferidos algun poder oscuro, pero si tienen
alguna información útil, no me nublará el juicio mi
deseo de librar al mundo de tan villano conocimiento,
pues soy consciente de que ese mismo conocimiento puede
conducirnos a su derrota.

También porté la armadura rasgada de Agrâmmon, con la
que confeccionaré la mía propia tras haberla bendecido,
y con la cual procuraré no olvidar que es lo que
combato y porqué.

Tras de mi dejé una caravana de niños que ya no eran
tales, viajarían hacia Astra atravesando Edranthal,
acompañados por algunos adultos de alli rescatados, y
que, aunque sin tanta voluntad como los propios niños,
conducirían a mi tierra a esos chicos aunque fuera lo
último que hicieran sus cansadas piernas.
Se que corren peligro, pero no son conscientes de que
lo corren pues ahora todos los caminos les parecen
poemas de paz y yo tengo una promesa con vos y con
Sellayne. Ahora es mi turno de cumplirla. A ellos no
puedo devolverles la inocencia, pero puedo intentar
enfocar mi voluntad en no permitir estos actos.
Quizás los dos hayamos sido demasiado condescendientes
en nuestro pasado... Al menos eso me hace pensar la
mirada de aquel niño que ya era un hombre, pues el niño
que llevara dentro había muerto tiempo atrás."

Yo abracé a mi compañero intentando calmarle y le dije que no le odiaba, que yo hubiera echo lo mismo…
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Mensaje  Moonchild Lun Abr 20, 2009 6:41 pm

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